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James Blunt en Madrid Escena [Crónica + Galería]

Cuando pensamos en James Blunt seguramente venga a nuestra cabeza ese joven de ojos azules, rubio y frenético. Con unos cuantos años más encima y sin alejarse de esa imagen mental se personaba un pletórico británico ante el Parque Tierno Galván como parte del festival Madrid Escena.

Desde el primer momento se mostró gracioso con la audiencia, arrancando sonrisas al público con su español atropellado y dedicándole canciones hasta a su suegra. “Si habéis venido por canciones miserables, tengo muchas de esas”, vacilaba, más cerca de la verdad que de la mentira, haciendo referencia a la mayor parte de su discografía, que no es poca.

Blunt sentó como una bocanada de aire, quizás por eso arrancó con “Breathe” enloqueciendo a un público que llevaba años sin verle y que le recibía, igualmente efusivo, 20 minutos más tarde de lo previsto. “Wisemen” y “I Really Want You” sonaban frente a más de mil personas que en gran parte habían venido por los absolutos éxitos, que no tardaron en llegar. “Goodbye My Lover” se hacía hueco con él sólo frente al piano, no sin antes dejarse la garganta (con ayuda del público que obedeció sin rechistar a una canción que, en boca del cantante, era demasiado aguda) en “High”.

Pronto sonaría la canción favorita del inglés, como confesaba a la audiencia, “Same Mistake”, sucedida de una dedicatoria a su padre bajo el título de “Monsters”. Después, “Because I Love You” asentaría el terreno para la triada de éxitos antes del encore: “You’re Beautiful” (tras presentar a la banda) “Stay The Night” (ojalá lo hubiéramos hecho) y él asegurándonos que todo estaría bien con “OK” despedían momentáneamente a James Blunt y sus músicos, a los que no hizo falta corear “otra, otra, otra” porque conocen bien a su público: uno que no se iba a mover de allí sin escuchar las guindas del pastel.

El punteo inconfundible de “Bonfire Heart” anunciaba el fin del concierto, que daba el pespunte final con “1973” mientras la Luna, también reflejada en los visuales de las pantallas, se alzaba ante una noche clara que no podía tener una banda sonora mejor.