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Boston Manor abraza la oscuridad en ‘Datura’, su álbum más conceptual hasta la fecha [Reseña]

Desde que Boston Manor publicase en 2016 su álbum ‘Be Nothing’, el quinteto de Blackpool (Reino Unido) ha ido construyendo su identidad sonora despacio y con buena letra. Lo que comenzó siendo un joven grupo británico con temas pop punk pegadizos en su primer LP pasó con ‘Welcome To The Neighbourhood’ (2018) a ser una banda mucho más madura y seria, que no dudó en experimentar con ‘Glue’ (2020) y que ahora, con su cuarto trabajo, se termina de posicionar como una de las formaciones más prometedoras dentro la música alternativa.

‘Datura’, el nuevo álbum del grupo formado por el vocalista Henry Cox, el guitarrista principal Mike Cunniff, el guitarrista rítmico Ash Wilson, el bajista Dan Cunniff y el baterista Jordan Pugh- culmina por todo lo alto la transición de la banda al lado más oscuro y experimental (e interesante) de la música de este género.

En el cuarto disco del grupo -que llega de la mano de SharpTone Records-, hay sintetizadores y guitarras, hay letras profundas, hay texturas y capas, hay eso que los ingleses llaman ‘groove’ y sobre todo, hay atmósfera: un sonido envolvente y de tintes oscuros que se mantiene constante y que impregna desde la primera hasta la última nota de cada canción, que es capaz de despertar emociones y de sobrecoger y que la banda británica ha conseguido pulir con detalle y gusto con los años.

Una atmósfera que dota al disco de una uniformidad única, pero que no resta diversidad al mismo. ‘Datura’ es un disco con un registro variado, en el que hay canciones para todos los gustos y estados. Así, las oscuras y sugerentes ‘Datura: Dusk’ y ‘Floodlights On The Square’ dan paso a las algo más enérgicas ‘Foxglove’ y ‘Passenger’. Elementos industriales dan después forma a ‘Crocus’, antes de que el disco termine en su pico emocional con la fría y melancólica ‘Shelter From The Rain’ (que no deja de funcionar como un interludio) y la nostálgica ‘Inertia’.

Este es un disco reflexivo que habla de luchas, dudas y sentimientos oscuros que muchos disfrutarán escuchando y experimentando de noche. ‘Datura’ amplía los límites musicales de Boston Manor, y aunque se hace demasiado corto -no hay duda de que le seguirá una segunda parte viendo cómo termina, moviéndose hacia un sonido más alegre que simboliza el amanecer- es, conceptualmente hablando, el álbum más interesante del grupo británico hasta la fecha. Un grupo con grandes ambiciones y mucho gusto, que ha encontrado (y dominado) su sonido y que continúa, con su nuevo disco, en la senda hacia el éxito.

¿Nuestra nota? 8/10

1994. Madrid. Música, fotografía y conciertos, para qué más.