Inicio Cronicas-galerías Primavera Sound 2025: el año del pop y el éxito

Primavera Sound 2025: el año del pop y el éxito [Crónica + Galería]

Barcelona volvió a vivir al ritmo del Primavera Sound en su emblemático Parc del Fòrum. La 23.ª edición, celebrada del 5 al 7 de junio, se presentó con un cartel tan diverso como vibrante, destacando el papel central de las artistas femeninas: Charli XCX, Sabrina Carpenter, Chappell Roan, FKA twigs, Haim, Yoasobi, Magdalena Bay… podríamos mencionar muchas más, y es que si el intento de New Normal salió algo regular, creemos que aquí se ha conseguido con grandes nombres femeninos.

El festival arrancó el miércoles con una jornada gratuita en el Parc del Fòrum, donde cerca de 30 000 personas disfrutaron de un ambiente festivo y femenino desde el primer acorde. Llum, debutando en el gran escenario, presentó un espectáculo inspirado en la ceremonia olímpica de Barcelona ’92, combinando electrónica, pop y estética queer en una apertura llena de atmósfera y compromiso. A continuación, Hinds tomaron el relevo con su garage-pop desenfadado y reivindicativo: repasaron himnos de amistad y desamor, se dirigieron al público en castellano e incluyeron versiones como Girl, so confusing de Charli XCX o Spanish Bomb de The Clash. La Casa Azul, liderada por Guille Milkyway, transformó la explanada en una pista de baile cargada de confetti y visuales ochenteros, consolidando su estatus tras 25 años sobre los escenarios. Para cerrar la noche, Caribou invitó a una fusión de electrónica psicodélica y dancefloor, enlazando temas de su reciente Honey con su característico sonido envolvente.

Jueves  5 de junio

La primera jornada arrancó con un broche de reencuentros y primeras sorpresas. Yawners abría el escenario Amazon Music mientras Beabadobee emocionaba a primeras horas de la tarde con su She plays bass (y su propia bajista emocionada con la actuación ante tanta gente), y IDLES ofreciendo el concierto más potente y loco del día. La banda británica desató el caos en el escenario Revolut con un set que alternó pogos salvajes y riffs abrasivos, mientras Joe Talbot lanzaba proclamas políticas como “Free Palestine” al arranque de Colossus. Con canciones de Tangk y Joy as an Act of Resistance, como Gift Horse o Never Fight a Man With a Perm, dejaron uno de los directos más viscerales del festival.

Sin embargo, el cartógrafo emocional lo trazó Charli XCX junto a Troye Sivan: la pareja pop disfrutó de un concierto único por el 30 cumpleaños de Troye, siendo la única fecha donde han presentado Sweat, repasando casi íntegramente el álbum Brat y alternando bromas y subidones de ritmo en una vuelta de ambos que marcaría hito. En la zona principal del Fórum no cabía un alfiler. Chappell Roan irrumpió inesperadamente para una versión chispeante de Apple desde un balcón, sumando frescura y viralidad al inicio.

En FKA twigs regresó tras dos cancelaciones previas con un show hipnótico que rozó lo performático gracias a su escenografía íntima y erótica, envuelta en danza y atractivo visual. Pole dance, bailares, algo de playback… todo añadía a una performance que ya se hacía de rogar. Mientras tanto, en los escenarios más intimistas, bandas como Cassandra Jenkins y Magdalena Bay sedujeron con melodías suaves —la primera gracias a su folk elegante y arreglos de saxofón—, y la segunda con su synth‑pop onírico, lleno de máscaras y humor.

El jueves se cerró a ritmo frenético: Brutalismus 3000 ofreció techno-industrial agresivo para quienes querían romper el salón, y finalmente The Dare recuperó esa estética indie‑garage con éxitos como Girls.

Viernes 6 de junio

El viernes mantuvo la intensidad y amplió los registros. Por la tarde, Cat Power ofreció una recreación emotiva del mítico concierto de Dylan en Mánchester, envuelta en reverencia y silencio casi religioso. A continuación, Tame Impala se transformó en DJ‑Kevin, aportando synth‑pop y house en un set que alargó la cola del Cupra Pulse hasta el infinito, y estrenando sonido nuevo. Beach House, por su parte, envolvió al público en un dream‑pop atmosférico y envolvente, con un directo pausado que abrazaba sin prisas.

El directo de Haim tampoco defraudó: complicidad entre hermanas, una base rítmica sólida y un set coreado de principio a fin. Entre cambios de instrumento y bromas internas, ofrecieron una de las actuaciones más enérgicas y cohesivas del festival. Wolf Alice sumó dinamismo rock con riffs enérgicos y gran presencia escénica. Ellie Rowsell lideró con fuerza una actuación sólida y directa, que mantuvo al público atrapado desde los primeros acordes.

Ya entrada la noche, Sabrina Carpenter desplegó una actuación salvaje y sorprendente: visuales ochenteros, coros, una cama en forma de corazón y el debut de Manchild en directo, rematando con una potente versión de It’s Raining Men. Justo en paralelo, Carolina Durante puso al público español en plena euforia con himnos como Misil. A pesar de pisarse entre ambos, la combinación era necesaria. En los tonos duros, High Vis combinó hardcore con melodías britpop, aportando veteranía y ritmo, mientras Amelie Lens cerró la pista con un techno oscuro e hipnótico, que convirtió al Fórum en un rave para quienes querían alargar la noche hasta el amanecer.

Sábado 7 de junio

El sábado se presentó con luz, frescura y un público dispuesto a exprimir las últimas horas del festival. El día comenzó con la energía de Kokoshca y los pasajes íntimos de Alan Sparhawk (Low) en espacios reducidos, que ofrecieron momentos de introspección y calma. Amore añadió una brisa fresca con su pop vibrante, y Squid reafirmó su postura con una actuación magnética y llena de intensidad, sin desperdicio.

LCD Soundsystem, que tiñó el Fórum de ritmo bailable, repasando hits como Daft Punk Is Playing at My House y Dance Yrself Clean, en un broche de baile y celebración que unió a todo el mundo en la misma fiesta. También destacó Judeline, que desplegó su propuesta de pop electrónico experimental con una presencia serena pero magnética. Su voz y producción, entre lo etéreo y lo tribal, ofrecieron un directo cuidado y personal que sirvió como contrapunto perfecto al frenesí de otros escenarios.

Chappell Roan ejerció como cabeza de cartel del último día, brillando con glam, teatralidad y una conexión genuina con el público. Su show fue una celebración pop cargada de humor, brillo y provocación bien medida, con cambios de vestuario, coreografías y versiones sorprendentes como Barracuda. Entre tema y tema, conversaba abiertamente con sus fans, hablaba de salud mental, de cómo se sentía segura y acogida actuando en el festival, y reivindicaba con orgullo su identidad queer. La comunión con el público fue total, y temas como Hot To Go! o Red Wine Supernova desataron la euforia colectiva en una actuación que, más allá del espectáculo, fue también un acto de libertad y empoderamiento.

En el main stage, el poder de Fontaines D.C. emergió con fuerza, combinando armonías familiares con un directo potente y coreado. Incluyeron un mensaje político en su actuación, mostrando solidaridad con Palestina a través de mensajes proyectados y ondeo de banderas. Su setlist equilibró los temas de Romance con clásicos como Televised Mind, Boys in the Better Land o Starbuster, en un crescendo final que dejó al público al borde del éxtasis.

Turnstile firmaron uno de los conciertos más vibrantes del festival. Con Never Enough recién publicado, el grupo de Baltimore sonó más afilado, cohesionado y directo que nunca. Alternaron descargas de hardcore melódico con pasajes más atmosféricos, logrando un equilibrio explosivo entre fuerza y emoción. Holiday, Blackout o TLC encendieron los pogos, mientras Underwater Boi ofrecía un respiro coral. Brendan Yates lideró con precisión, sin necesidad de excesos, en un directo que combinó potencia y pulso emocional con una nitidez sonora que elevó el conjunto. Turnstile no solo arrollaron: también abrazaron, y lo hicieron en su mejor versión hasta la fecha.

Fotos de Marta Tomás.

El pesado ese de Gorillaz.