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Tamino convierte La Riviera en un templo espiritual [Crónica + galería]

Tamino regresó a Madrid el pasado 23 de septiembre para presentar su último trabajo Every Dawn’s a Mountain en la Riviera. Una sala expectante fue testigo de un concierto que más que un espectáculo musical se sintió como un rito espiritual.

Desde el primer acorde, la atmósfera se impregnó de una intensidad contenida que poco a poco se expandió hasta envolver por completo al público. La voz de Tamino, ese instrumento hipnótico que oscila entre la fragilidad más etérea y la potencia más desgarradora, se erigió como el eje central de la velada. En cada inflexión parecía invocar algo más grande que la propia canción: un eco que recordaba inevitablemente a Jeff Buckley, no solo por el timbre y el rango vocal, sino por esa capacidad de conmover hasta lo más hondo.

Every Dawn’s a Mountain es un disco que bebe tanto de la tradición europea del folk y el art rock como de la herencia árabe de su familia, uniendo guitarras melódicas, arreglos orquestales y matices orientales que amplían el espectro emocional de sus composiciones. En directo, esos elementos se fundieron con un aura casi mística, reforzada por los silencios reverenciales del público, que contenía la respiración en cada susurro y explotaba en ovaciones tras los crescendos más intensos.

La Riviera se convirtió por momentos en una especie de templo, donde lo terrenal y lo espiritual se entrelazaban. No era un concierto pensado para bailar ni para la euforia desbordada, sino para dejarse arrastrar por la vulnerabilidad y el magnetismo de una voz que parece hablar directamente al subconsciente. Tamino no necesita artificios: basta con la desnudez de sus canciones y la manera en que las interpreta, como si se dejara atravesar por cada palabra.

Más allá de la inevitable comparación con Buckley, el belga-egipcio ha consolidado un lenguaje propio, que en esta gira alcanza su máxima madurez. Su directo no solo reafirma su talento vocal, sino también su visión artística: la de un músico que entiende el escenario como un espacio de conexión profunda, donde cada tema funciona como una plegaria compartida.

I don't feel the need to explain my art to you, Warren.