El 28 de Septiembre el paseo que conduce a La Riviera se convirtió en una pasarela de camisetas con el lema “arruinada pero arreglada” y polos de fútbol con un número 21 grabado en la espalda, esto era la señal inequívoca de que Madrid se preparaba para el tercer asalto de Veintiuno en la más que mítica sala de la capital, una tercera cita donde todos estaban dispuestos a perder los modales.
El concierto arrancó con Diego saliendo solo al escenario. Entonces sonó un teléfono rojo: era ella, Equilibrio. Solo quería decirle a Delirio que contase la historia como realmente fue. Acto seguido, colgó. El silencio de un público expectante apenas duró un instante, todos sabían que estaban a punto de presenciar la historia por tercera vez, pero esta sería distinta.
Con los primeros acordes de “Perder los modales” Pepu, Rafa, Yago aparecieron en escena y ahí, La Riviera estalló. Sin darnos cuenta ya estábamos por la tercera canción, Niña Polaca como primeros invitados de la velada desataron uno de los momentos más coreados interpretando juntos «La Ruina». todos los presentes tanto arriba como abajo del escenario se entregaron desde el primer minuto cantando a pleno pulmón y marcando el pulso de una noche que apenas empezaba.
El arranque del show iba fuerte y aún con muchas sorpresas. Llegó el momento de “Caramelo”, donde todos echamos un baile que otro bajo la frase “Resplandecer, ganar, volver a perder”, que para quien estuviese al tanto de lo ocurrido en las fechas anteriores con la ticketera sonó como una respuesta poética. Seguido de esto salió el segundo artista invitado, Enol, para participar en “Acantilado”, un tema que sobre el papel habla de asomarse al vacío, pero que en La Riviera se convirtió en una celebración compartida, transformando lo que podría ser una caída en vértigo a saltos de alegría.
Menos mal que ya llevábamos la “Armadura” puesta y preparados para lo que se venía, porque sin habernos recuperado aún de la anterior colaboración, el escenario recibió a David Merino y Roberto Amor de La La Love You. Llegaba el turno de la más que esperada “La Llorería”. Diego intentó despistar asegurando que no habían podido asistir al concierto, pero la farsa apenas duró, a la segunda estrofa ya estaban devorando al público, que respondió con una ovación a la altura de la sorpresa.
La siguiente sorpresa vino de la mano de Malena, que se unió al escenario para interpretar «Complicidad». Eso no era normal, tremendo dúo cargado de electricidad. Fue casi 4 minutos de pura química que dió luz a toda la sala.
Uno de los momentos más especiales llegó con «Pirotecnia», donde los dos saxofonistas Xas y David se lucieron y envolvieron a todos haciendo su magia. La intensidad siguió, y llegó «Pide un deseo». Era la primera vez que la banda interpretaba en esta sala su nuevo tema. Las camisetas que algunos lucían con la frase «pide un deseo y que le jodan al mundo entero» hicieron espejo de lo que deseaba la inmnesa mayoría.. que eso no se acabase.
Lo malo es que la noche avanzaba y las canciones también, ya quedaba poco. Pero por fin llegaba el turno de «Desvelo» con Yoly Saa. Uno de esos instantes donde la emoción manda sobre cualquier cosa. Una cosa está clara, Yoly está hecha para compartir escenario con Veintiuno.
La recta final del concierto llegó cargada de significado. Antes de empezar con «Cabezabajo» hicieron una introducción hablando de que el tema habla sobre algo muy importante, la salud mental. Una confesión muy necesaria antes de seguir con el show. Seguimos con la Toscana donde desatarían el caos más dulce de la ciudad. Para ya sí llegar a su fin con «La vida moderna», donde volvieron todos y cada uno de los artistas previos al escenario para acompañar a Veintiuno en su último tema convirtiéndolo en una fiesta de despedida.
Y cuando parecía que todo había terminado no paraban de retumbar en mi cabeza la frase: No me digas que se ha acabado porque es mentira, lo nuestro nunca va a ser historia, somos mitología…pero sí había terminado y ahí estaban los chicos entre saltos e euforia despidiéndose de la capital. Sabemos que sois de Toledo, pero Madrid siempre será casa y os esperamos con las puertas de cualquier sala abiertas.
